Este término se utiliza para llamar a un pequeñito que nació después de la pérdida (aborto) de un bebé que venía en camino, y solo cuando la causa del bebé fue por aborto espontáneo, muerte fetal o neonata.
De acuerdo con los especialistas, la pérdida de un bebé por alguna de estas causas es una de las más dolorosas para una familia, lo cual obedece a todas las ilusiones, planes y proyectos que se tenían para quien sería su futuro hijo.
El lapso de duelo ante la pérdida de un bebé puede ser largo y afectar diversos ámbitos a la familia, a tal grado de que la madre –e incluso el padre– prefiera no tener otro bebé por temor a perderlo también.
Cuando se ha pasado esta etapa de duelo y la pareja decide intentar un embarazo de nuevo y el bebé nace sin complicación alguna, a este se le llama «bebé arcoíris», término que hace alusión a lo que el fenómeno natural representa.
El arcoíris casi siempre aparece después de una tormenta. El arcoíris representa al bebé y la tormenta asemeja la difícil situación que los padres vivieron por la pérdida de su otro hijo; esa es la simbología del concepto.
Es importante que los padres sepan que el nuevo bebé no reemplaza al peque que murió, pensar de esta forma pone en riesgo la salud física y mental de la mamá del nuevo bebé que viene en camino. De sentirse así, es vital acudir con un especialista pediatra neonatologo.
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