Se han hecho muchos estudios sobre la influencia de la música en el desarrollo de los niños y de hecho existe música desde el vientre de la madre. Una nueva investigación encontró que escuchar música a los nueve meses de edad ayuda al bebé a procesar mejor las notas musicales y el lenguaje. Y no sólo canciones infantiles, cualquier música logra ese efecto.
El estudio, elaborado en la Universidad de Washington en Seattle comenta que a través de experimentar los ritmos de la melodía se puede detectar y hacer predicciones sobre los patrones del lenguaje. Lo que significa que tener un contacto temprano con la música puede tener un efecto global en las capacidades cognitivas del niño.
Un bebé de nueve meses se estimula con todo lo que le rodea: la luz, las sensaciones, los sonidos y estos cambian de forma constante. La música y el lenguaje tienen patrones muy marcados. Las sílabas son el ritmo del habla y son fundamentales para entender lo que estamos escuchando.
En el estudio contó con un total de 39 bebés, 20 de ellos acudieron a sesiones de música de 12 a 15 minutos de duración con sus padres durante un mes. A cada sesión iban dos o tres bebés juntos. Los otros 19 solo jugaban, sin música, en las sesiones. Este era el grupo control. La música elegida fue un vals, “ya que es relativamente difícil para que los bebés lo aprendan”. A la semana, las familias volvieron al laboratorio para evaluar las respuestas cerebrales, mediante resonancias magnéticas y descubrieron que los bebés que escucharon música tuvieron reacciones más rotundas y fuertes en ambas áreas cerebrales, comparado con el grupo de pequeños que solo jugó.
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