En esta época de vacaciones es importante cuidar muchos aspectos de la salud de los niños y de toda la familia. Sabemos que debemos cuidarnos del sol y usar bloqueadores solares todos los días, incluso cuando no estamos en la playa, pero poco se sabe de los riegos del sol en la vista.

Que los niños utilicen lentes de sol no debe ser sólo una moda o un accesorio lindo para el verano. Éstos pueden protegerlos de cuerpos extraños, como la arena, la cual puede entrar en contacto con ojos de los más pequeños, y además pueden evitar patologías como la degeneración macular o las cataratas en el futuro, ya que, como señalan los expertos, la exposición ultravioleta es acumulativa tanto para la piel como para los ojos.

Lamentablemente, los lentes de sol no se pueden usar al nadar y los especialistas aseguran que aún sumergidos bajo el agua, a 50 centímetros de la superficie, los rayos de sol son igual de intensos, muchos niños juegan dentro del agua y sus ojos permanecen desprotegidos durante largos periodos de tiempo.

Por ello, recomiendan el uso de googles con sistema de protección UV y que tengan un sistema anti-empañado para prevenir daños en la salud ocular. Éstas los protegerán de las radiaciones solares pese a estar sumergidos; pero además, permiten que los gérmenes, las bacterias o los elementos químicos presentes en el agua no afecten al ojo y también ayudan a proteger los ojos de la sequedad, ya que el agua puede provocar que se resequen las mucosas y se desarrolle síntomas de ojo seco.

No olvides visitar al oftalmólogo pediatra cada 6 meses para evitar complicaciones en la salud visual de tu pequeño.