¿Es posible la curación de la alergia? La realidad es que, actualmente y en términos estrictos, no, excepto en algunos casos de alergia en niños.

La alergia no se puede curar al 100% en la mayoría de casos y es una afección que nos va a acompañar el resto de nuestras vidas. Sin embargo, se han hecho enormes avances y, de hecho, es posible reducir los efectos de la misma a un mínimo, mejorando la condición que la produce, no sólo los síntomas a corto plazo.

De hecho, con esa mejora de la condición es posible reducir tanto dichos síntomas de la alergia en ciertos casos, que representan prácticamente una curación virtual.

La alergia estará aún ahí, ciertos síntomas pueden no desaparecer, pero sí dejar de ser una molestia, de modo que el alérgico puede llevar una vida normal, sin que la afección la interrumpa o disminuya su calidad.

Y en muchas otras ocasiones, sin tener que ir cargando con medicamentos o extremando las precauciones de no viajar o exponerse en ciertas épocas del año o ciertos lugares.

La mención aparte de la alergia en niños

El tema de curar la alergia requiere una mención aparte cuando se trata de alergia infantil.

En general, para un adulto, cuando la alergia se ha instalado, es algo que permanecerá constante y le acompañará siempre. Lo mismo se puede decir de la mayoría de casos de alergia en niños, pero no todos.

En esta misma web hemos visto las diferencias entre alergias en adultos y en niños. Una de esas diferencias es que las alergias infantiles son de carácter más volátil, no se asientan siempre de una manera fija, pueden resultar cambiantes y, de hecho, con una alerta y una edad tempranas, se pueden gestionar algunas alergias controlando, por ejemplo, la alimentación del niño.

De ahí la importancia siempre de esa detección temprana por un especialista, que nos puede guiar.

Así pues, en ciertos casos puntuales, las alergias en un niño pueden desaparecer y no sufrirlas de adulto, aunque no es la norma.

En el caso de adultos, tras varios estudios que a veces han durado hasta 8 años, se ha comprobado que, por una parte, las remisiones de alergias son relativamente infrecuentes, y por otra que la insensibilización a los síntomas es rara.

Es decir, que esos amplios estudios corroboran la naturaleza crónica de una alergia.

Sin embargo, no tenemos que depender de la suerte de una rara remisión o resignarnos, porque aunque la cura al 100% no sea posible aún, lo que sí es factible es que la alergia esté, pero no suponga un sufrimiento o incluso se note, ¿cómo?

La inmunoterapia como la opción más cercana a la cura de la alergia

Hoy día la mejor opción para tratar los síntomas de la alergia, desde la raíz, es la inmunoterapia.

Está claro que no es el único tratamiento a nuestra disposición, pues el alergólogo puede recomendar antihistamínicos, corticoides, broncodilatadores, descongestivos nasales y antileucotrienos… Pero hay una gran diferencia con la inmunoterapia: Todas esas opciones anteriores sólo atenúan los síntomas, pero no afectan a la causa de los mismos.

Si tan solo se tratan los síntomas, cuando la alergia vuelva la próxima estación, o cada vez que haya demasiado polvo en el aire, lo hará con la misma fuerza de siempre.

Para corregir eso se dispone de la inmunoterapia, que sí actúa sobre el mecanismo principal.

La clave de por qué se produce la alergia es que el cuerpo desata una reacción inmunitaria desproporcionada ante la presencia de cuerpos normalmente inocuos, y la clave está en ajustar esa reacción, haciendo que sea normal y no cause complicaciones.

Toda cura de la alergia va a pasar necesariamente por ahí y, hoy día, la terapia inmunológica es el único tratamiento que sí tiene influencia real y demostrada sobre ese mecanismo.

Enseñando al cuerpo la reacción correcta

Mediante vacunas inyectables, o administradas oralmente, siempre bajo la supervisión del alergólogo, la terapia inmunológica introduce niveles controlados e inocuos del antígeno provocador de la alergia.

Eso hace que el cuerpo reaccione y, con cada administración, aprenda a hacerlo un poco mejor, ajustando el mecanismo en vez de desatar un infierno de picores y congestión.

Igual que los músculos crecen cuando se encuentran ante un estímulo que primero los agota, las vacunas funcionan por el mismo principio, es necesario exponernos a dosis benévolas del alérgeno para luego hacernos más fuertes.

Así, la próxima vez que se ve expuesto al antígeno, nuestro cuerpo ha aprendido por experiencia a hacerlo un poco mejor con él, y afina un poco más ese mecanismo que, en los alérgicos, es desmedido.

Cuanto más avanzada la terapia, mejor ajuste se va produciendo.

Es posible que los síntomas se reduzcan hasta en un 70% con la terapia inmunológica, algo que se suele mantener incluso después de haberla abandonado.

Con eso, en muchos casos, nos podemos quitar el lastre de tener que ir cargados de medicamentos en cuanto el mes de marzo asome por el horizonte o viajemos a algún sitio concreto.

La terapia inmunológica es lo único capaz de influenciar y corregir el mecanismo que anda desafinado dentro de nuestro cuerpo si sufrimos de alergia, no sólo los síntomas. Y es la mejor solución y la más parecida a una cura de la alergia que tenemos hoy.

 

Al final la recomendación es visitar a su ALERGOLOGO PEDIATRA o en su defecto visitar nuestro sitio web https://pediatrasenmerida.com/alergologo-pediatra/ para encontrar el especialista que mejor se adapte a sus necesidades.