En una persona que tiene una alergia alimentaria, se produce una reacción adversa a los alimentos a los que está sensibilizado. El mecanismo es generalmente inmunológico mediado por la inmunoglobulina IgE. De manera que cuando la persona alérgica, reconoce a un alérgeno, el sistema inmunitario dispara su respuesta, liberando mediadores inflamatorios entre ellos la histamina, produciendo síntomas clínicos de alergia en la piel, mucosas oculares, nasales, en los bronquios y en el tubo digestivo.
Los síntomas generalmente comienzan al poco tiempo de su ingesta (menos de una hora). También pueden ser diferidas y comenzar varias horas después de consumir el alimento, aunque más raramente. En general este tipo de reacciones dan más problemas digestivos o provocan el empeoramiento de la dermatitis atópica.
La patología ocurre a cualquier edad desde la lactancia hasta la ancianidad y se manifiesta como afectación de órganos o sistemas d iversos, de forma aislada o combinadamente. Las manifestaciones más frecuentes son las cutáneas en general la urticaria caracterizada por picor y aparición de ronchas en el cuerpo, en ocasiones acompañada de edemas o inflamación localizada especialmente en los párpados, la cara, los labios, la lengua y extremidades. Ambos cuadros constituyen la sintomatología más frecuentemente reseñada en relación a la alergia a alimentos.
Otros síntomas que se pueden presentar incluyen:
- Náuseas o vómitos con o sin diarrea
- Dolor abdominal
- Rechazo del alimentos
- Cólicos del lactantes que aparecen en el primer trimestre de la vida
- Esofagitis eosinofílica y dificultad para deglutir o pasar los alimentos
- Congestión nasal, goteo nasal y rinorrea
- Dermatitis atópica
- Dificultad respiratoria por edema de glotis (ronquera) o broncoespasmo (sibilancias y tos)
- Anafilaxia, cuadro de gravedad variable que pone en riesgo la vida del paciente con afectación de varios órganos y que puede producir una hipotensión arterial y dificultad para respirar, así como un colapso hemodinámico.
Algunas personas tienen una alergia oral como consecuencia de la alergia alimenticia. Este síndrome afecta la boca y la lengua después de comer ciertas frutas y verduras frescas. Sus síntomas típicos son:
- Picazón en los labios, la lengua y la garganta
- Hinchazón de los labios (algunas veces)
- En general estos síntomas suelen ser leves aislados que desaparece espontáneamente o progresar a síntomas de mayor gravedad.
¿Qué personas tienen mayor predisposición a padecerla?
Las enfermedades alérgicas y la alergia alimentaria en general tienen los mismos factores de riesgo, pero las causas siguen estando poco claras. Parece que existen una serie de factores de riesgo genéticos y nutricionales, que son específicos de la alergia a los alimentos.
Hasta ahora se ha podido saber que parece desempeñar un papel importante el momento de la introducción en la dieta de alimentos en las primeras etapas de la vida. También podrían influir en la susceptibilidad a la alergia a los alimentos la cantidad de ácido gástrico en el estómago y la composición de bacterias en el intestino.
Se sabe que los lactantes con alergia alimentaria tienen una mayor probabilidad de padecer otras enfermedades alérgicas, como el asma, más adelante en sus vidas. Una explicación para ello, como habíamos apuntado anteriormente, es que la alergia a los alimentos y las enfermedades alérgicas comparten muchos factores de riesgo. El asma, la rinitis alérgica y el eccema son enfermedades que pueden iniciarse al mismo tiempo que la alergia alimentaria.
La alergia a alimentos se ha duplicado en poco más de una década, ¿a qué se puede deber este aumento?
Como todas las enfermedades alérgicas, las alergias alimentarias están también creciendo a una mayor velocidad. En España, según Alergológica 2015, la mejor base de datos de las enfermedades alérgicas en España. Hasta un 12% de nuestras consultas los pacientes son diagnosticados de una alergia alimentaria, en este sentido la patología alimentaria se ha multiplicado tres veces más que lo que se veía en nuestras consultas hace unos 25 años.
Los alimentos más frecuentemente implicados en las reacciones alérgicas son: frutas frescas, frutos secos, mariscos, huevo, leche, pescados, legumbres, hortalizas, y cereales. Según estudios poblacionales recientes se estima que la alergia a los alimentos afecta al 1 -3% de la población general. Y que es más frecuente en los niños menores de tres años, en los que la prevalencia puede llegar hasta el 8%. Aunque las diferencias en los diseños de estudios epidemiológicos y en los criterios diagnósticos dificultan las comparaciones, en total se estima que al menos 1.400.000 de personas en España presentan una alergia a alimentos.
Podríamos decir que algunos de los factores que pueden influir en el aumento de las alergias alimentarias tiene que ver con el creciente peso de la vida urbana, el cambio climático y la contaminación atmosférica, además de la excesiva higiene, junto con las mejoras de la salud pública, el uso de vacunas y antibióticos son los presuntos culpables de que nuestro organismo cada vez reaccione menos ante infecciones, que normalmente estimulan el sistema inmunitario para protegerle contra el desarrollo de enfermedades alérgicas.
Igualmente, las alergias son enfermedades con un elevado componente genético, ya que existe un 50% de posibilidades de heredarla si la tiene uno de tus padres y el 70% si la tienen los dos.
¿En qué consiste el tratamiento de la Desensibilización en Alimentos o Inmunoterapia Oral con Alimentos? ¿Es efectivo?
Su principal indicación serían aquellos pacientes alérgicos a un alimento muy extendido (Ej. leche, huevo) y con riesgo elevado de ingesta inadvertida de pequeñas cantidades, para evitar el riesgo de una reacción alérgica grave.
El tratamiento de Inmunoterapia Oral con Alimentos (ITO) se basa en reeducar a las células que reaccionan ante alimentos que en otros son bien tolerados. La reeducación consiste en administrar cantidades muy pequeñas de estos productos, inicialmente mínimas, y poco a poco el volumen se aumenta de forma progresiva semanalmente, hasta alcanzar la ración normal para su edad o la máxima dosis umbral tolerada.
Este procedimiento debe ser realizado a nivel hospitalario por profesionales expertos Alergología, y en especial en el reconocimiento y tratamiento de reacciones alérgicas graves. En los casos en que no se consiga la tolerancia a dosis completa, se puede llegar a conseguir tolerancia parcial evitando así el riesgo de reacciones graves por contactos accidentales con mínimas cantidades del alimento.
El tratamiento de desensibilización no es un tratamiento fácil pues conlleva un gran esfuerzo por parte del personal médico y de la familia y un compromiso a seguir las instrucciones que les damos.
A pesar de la escasa experiencia que existe, se han observado tres tipos diferentes de respuestas ante la inducción de tolerancia oral en los niños con alergia, según la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA):
- No respondedores (10 – 20%): No sólo no adquieren tolerancia, sino que además suelen manifestar reacciones graves durante la inducción.
- Respondedores pero con tolerancia condicionada (60 – 70%): En estos casos los pacientes necesitan seguir tomando el alimento de forma indefinida diariamente, o varias veces a la semana ya que si se interrumpe la toma regular del alimento, la tolerancia adquirida desaparece, en el caso de la leche y el huevo que son alimentos que se toman muy frecuentes en la dieta, esto no arroja problemas.
- Respondedores con tolerancia completa o «curados» (10 – 20%): Los pacientes toleran el alimento después de al menos 20 meses de toma continuada y tras su interrupción no pierden la tolerancia. El problema puede aparecer cuando esa interrupción se prolonga en el tiempo más de tres meses, en esos casos la alergia puede volver a reaparecer.
Al final la recomendación es visitar a su ALERGOLOGO PEDIATRA o en su defecto visitar nuestro sitio web https://pediatrasenmerida.com/alergologo-pediatra/ para encontrar el especialista que mejor se adapte a sus necesidades.
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