Es una prueba de laboratorio que analiza los principales componentes de la sangrede una persona.

La sangre se compone en un 45% de células o elementos formes (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas) y en un 55% de su volumen de plasma. El plasma es la parte líquida de la sangre y está compuesto principalmente por agua (90%), proteínas (sobre todo anticuerpos, albúmina, proteínas de la coagulación de la sangre), azúcares, grasas, sales minerales, gases en disolución y vitaminas.

El análisis de la composición de la sangre tiene utilidad en muchas enfermedades y en múltiples situaciones. En una muestra de sangre nunca se analizan todos sus componentes sino aquellos que interesa valorar en el caso concreto de cada paciente.

¿Siempre ha de hacerse en ayunas?

En algunos casos es importante que la analítica se realice en ayunas, pero no siempre es necesario y los recién nacidos, los lactantes pequeños y algunos niños con enfermedades del metabolismo no toleran bien un ayuno prolongado, de ocho o doce horas. Por eso, es importante que el pediatra le especifique si es necesario hacerla en ayunas y, en caso de que sea así, de cuántas horas.

¿Cómo puedo preparar a mi hijo para una analítica de sangre?

En primer lugar, la preparación psicológica del niño es muy importante para evitar la ansiedad que genera y minimizar el dolor producido por la punción, que es ligero y momentáneo. Es importante, sobre todo en el caso de los niños, ganarse su confianza y explicarle en qué consiste el procedimiento. Es recomendable la presencia de los padres, siempre y cuando sigan las recomendaciones del personal sanitario, pues pueden prestar una ayuda muy útil y contribuir a que el niño esté más tranquilo y se sienta acompañado. En algunos casos pueden utilizarse analgésicos (como la sacarosa en los recién nacidos) o anestésicos tópicos en crema para disminuir la ansiedad y el dolor producidos.

En el caso de que el niño se haya mareado en otras ocasiones tras realizar una analítica, es recomendable, además, que ésta se realice con el niño tumbado y que después de la punción permanezca así unos minutos para evitar que se repita.

Para facilitar la confianza y la empatía con el personal sanitario, es importante que en ningún caso se use el “pinchazo” como amenaza, con expresiones tales como: “si no te portas bien, el médico te pinchará”.

¿Cómo se realiza el procedimiento?

La obtención de la muestra de sangre se realiza de forma sencilla, mediante la punción con una fina aguja en una vena.

Por su mayor calibre y su accesibilidad, las venas de elección para obtener la muestra son las de la flexura del codo. El personal sanitario que realice la extracción coloca un compresor en forma de tira de goma en el brazo para hacer que las venas se llenen de sangre y la extracción sea más fácil. Tras localizar el punto más adecuado, se desinfecta la piel con alcohol y se realiza la punción, avisando antes al niño para que esté preparado. Con frecuencia se le recomienda que sople o que mire a otro lugar para distraer su atención.

No obstante, en pacientes especiales, con dificultad para localizar o puncionar estas venas, la muestra de sangre puede obtenerse de otras, como las del dorso de la mano o de los pies, o de las venas del cuello (yugular) o de la ingle (femoral).

¿Es recomendable hacer una analítica dentro de un reconocimiento de salud?

No existe ninguna recomendación en la actualidad para realizar analíticas de sangre de rutina dentro del programa de seguimiento del niño sanoque se lleve a cabo en los centros de atención primaria. Por tanto, en niños sanos sin antecedentes familiares de enfermedades hereditarias ni antecedentes personales de enfermedades crónicas no está indicada la realización de analíticas de sangre para comprobar su estado de salud.

Sí es recomendable en el caso de niños con antecedentes familiares de algunas enfermedades genéticas, como la hipercolesterolemia familiar (niveles anormalmente elevados de colesterol no relacionados con la dieta), sobre todo si la analítica es la única forma de comprobar si el niño padece también la enfermedad.

En niños con algunas enfermedades crónicas o con algunos síndromeses necesario realizar periódicamente análisis de sangre para comprobar la evolución de los componentes de la sangre que pueden verse afectados por su enfermedad, ya sean células, sales minerales, hormonas, aminoácidos…

También puede ser necesario realizarlas de forma periódica en niños que necesitan tratamientos farmacológicos crónicos para evaluar los efectos secundarios o los niveles en sangre de los mismos.

¿Qué se valora en un análisis de sangre? ¿Para qué sirve?

El análisis de la composición de la sangre tiene utilidad en muchas enfermedades y en múltiples situaciones. En una muestra de sangre nunca se analizan todos sus componentes sino aquellos que interesa valorar en el caso concreto de cada paciente.

Por tanto, una analítica de sangre siempre ha de ser indicada por un médico que, en función del motivo por el que solicite la prueba, determina los parámetros que interesa analizar en el caso de un paciente concreto en una situación determinada.

Los parámetros que se analizan con más frecuencia en las analíticas de sangre son aquellos que nos dan una visión global del funcionamiento del organismo:

  • El hemograma, que analiza los tres tipos principales de células de la sangre. Así, puede orientar sobre si el paciente tiene anemia, si existe una elevación de los glóbulos blancos sugestiva de infección o si el recuento de plaquetas está dentro de la normalidad.
  • La función renal (del riñón), que se evalúa mediante la concentración de sustancias como la creatinina, la urea o los iones de la sangre (sodio, potasio, cloro, calcio…).
  • La función hepática (del hígado), que se estudia mediante los niveles de transaminasas (AST y ALT), de bilirrubina y de gammaglutaril transpeptidasa (GGT), entre otras.
  • El perfil lipídico, que analiza la concentración en sangre de los principales lípidos (grasas): colesterol (total, HDL y LDL) y triglicéridos.
  • La elevación de la VSG (velocidad de sedimentación globular), de la PCR (proteína C reactiva) o de la PCT (procalcitonina) sugiere la existencia de un proceso inflamatorio o infeccioso, si bien no es específica de ninguna enfermedad.

Otros estudios más específicos se realizan con menor frecuencia y sólo para ayudar a la valoración de un paciente concreto. No se realizan de rutina, por ejemplo, estudios de inmunidad (inmunoglobulinas, poblaciones linfocitarias) para valorar si un niño está “bajo de defensas” o estudios nutricionales detallados, para evaluar si un niño tiene una alimentación adecuada.