En algunas personas sensibles, los insectos pueden provocar reacciones adversas las cuales pueden ser graves y alterar considerablemente su calidad de vida. Estas reacciones pueden ser alérgicas o no alérgicas. Las no alérgicas (reacción propia del veneno) aparecen a las 24-48 horas de la picadura y se manifiestan como inflamación local dolorosa, inferior a 10 cms. Las reacciones alérgicas pueden ser locales o sistémicas, y, aunque un porcentaje estimable de la población puede presentar una reacción alérgica tras una picadura, sólo una pequeña parte sufrirá un cuadro generalizado grave que ponga en peligro su vida. El Dr. Manuel de Barrio Fernández, Alergólogo y Experto en Picaduras de insectos, nos explica cuáles son los insectos que producen más casos de alergia, así como cuáles son los principales síntomas y tratamientos a aplicar.
De qué formas se manifiesta una reacción alérgica a insectos
Las reacciones alérgicas locales se manifiestan con hinchazón (superior a 10 cms), picor y dolor en la zona de picadura; son molestas pero no graves. En estos pacientes las nuevas picaduras pueden producir reacciones más intensas pero raramente generalizadas. En las sistémicas, los síntomas se manifiestan en todo el organismo y pueden ser cutáneos (urticaria-angioedema) o pueden asociarse otros síntomas como tos, dificultad respiratoria, nauseas, vómitos, incontinencia urinaria, mareo, colapso, shock, etc. Pueden ser graves y potencialmente mortales y, aunque son menos frecuentes, su incidencia ha aumentado en los últimos años. Entre los factores de riesgo que pueden determinar la gravedad de una reacción alérgica se incluyen: la cantidad de veneno inoculado, el tipo de insecto, la edad del paciente, el padecimiento de otras enfermedades como patología cardiovascular o mastocitosis, y la gravedad de la reacción previa. La probabilidad de sufrir una nueva reacción adversa ante otra picadura es menor cuando se ha padecido urticaria previamente, en comparación con otros casos, como por ejemplo, si la picadura previa cursó con síntomas sistémicos, como broncoespasmo o shock.
Picaduras de insectos que más reacciones adversas provocan
Los insectos que más reacciones alérgicas provocan son los himenópteros, como las abejas y las avispas. Otros tipos de insectos como mosquitos, pulgas, tábanos, procesionaria del pino, algunas garrapatas y las arañas, pueden producir también reacciones de hipersensibilidad, por lo general de carácter leve, pero más frecuentemente producen reacciones no alérgicas. Los himenópteros más problemáticos son los véspidos y los ápidos.
Los véspidos más importantes desde el punto de vista alergénico son los géneros Vespa, que son los avispones, y principalmente la Vespula y Polistes. Lo que conocemos como Polistes es la “avispa papelera”, pues son las avispas presentes en las épocas de primavera y verano en zonas con espacios acuáticos, como son las charcas y las piscinas, donde las picaduras son mucho más frecuentes que en plena ciudad. El otro tipo de avispa predominante en España es la Vespula germánica, denominada avispa terriza debido a su capacidad para formar colmenas o nidos bajo tierra; ésta suele aparecer en el mes de agosto y resiste mejor las inclemencias climatológicas, sobreviviendo hasta principios de la estación invernal. Los géneros de ápidos más importantes son el Bombus, conocidos como los abejorros, y sobre todo la abeja de la miel, Apis mellifera.
Síntomas ante los que acudir a un experto y tratamiento a aplicar
Todas las personas que presenten una reacción generalizada o sistémica tras una picadura de abeja o avispa, deben consultar con el especialista para realizar estudio alergológico. También algunos pacientes con reacciones locales, si son especialmente intensas o grandes, pueden requerir estudio alergológico. Ante todos aquellos casos en los que se presente una reacción generalizada o de carácter sistémico tras una picadura de abeja o avispa, deben consultar con el especialista para realizar pruebas de alergia. En el caso de algunos pacientes con reacciones adversas locales, si son especialmente intensas o grandes, pueden requerir un estudio alergológico.
El diagnóstico se basa en la historia clínica y en la realización de pruebas alérgicas cutáneas y/o analíticas, para poder investigar la existencia de anticuerpos Ig E específicos ante el veneno. En la historia, además de los síntomas, deben recogerse todos los detalles de la picadura que desencadenó la reacción, así como otras variables de importancia clínica, como por ejemplo la época del año y el lugar donde ocurrió, o si el aguijón se quedó clavado en la piel, con el fin de intentar identificar con seguridad cuál fue el tipo de himenóptero que picó al paciente, si éste lo ignora, ya que en ocasiones las pruebas alérgicas no permiten determinar con claridad cuál pudo ser el insecto responsable de la reacción alérgica, lo que sería esencial para establecer la composición de la vacuna que deba prescribirse para el tratamiento de la alergia, cuando ésta sea necesaria. Además, es importante indagar en la historia sobre el estilo de vida del paciente (riesgo de exposición, calidad de vida, proximidad de centros médicos, etc.), lo que puede condicionar también la toma de decisiones terapéuticas en este sentido.
Tipos de tratamientos a aplicar ante una reacción alérgica
Las reacciones alérgicas locales se tratan mediante la aplicación de frío local, antihistamínicos y corticoides tópicos o sistémicos, además de lavar la herida de la picadura con agua y jabón. En el caso de que sea una picadura de abeja, debe retirarse cuidadosamente el aguijón sin presionar sobre el saco del veneno. El tratamiento farmacológico básico de las reacciones alérgicas generalizadas (anafilaxia) es la adrenalina, especialmente en reacciones moderadas y graves, y la eficacia de este tratamiento depende de la rapidez con la que se administre. Si una persona ha sufrido una reacción sistémica, conviene que en el futuro lleve siempre adrenalina auto-inyectable, en el formato de jeringa precargada, para poder auto-administrarse en caso de sufrir una nueva picadura o reacción. Además, como tratamiento de segunda línea, pueden administrase antihistamínicos y corticoides, siendo los últimos (Urbason®, por ejemplo) eficaces en la prevención de reacciones anafilácticas tardías, pero no son útiles para el manejo de la reacción aguda. En caso de picadura, el paciente alérgico deberá trasladarse inmediatamente (una vez administrado el tratamiento de emergencia) al centro médico o de urgencias más próximo. Si los síntomas son exclusivamente cutáneos pude ser suficiente con el empleo de antihistamínicos y corticoides. Pero, en el paciente alérgico, un aspecto muy importante en el manejo de estas reacciones es el tratamiento preventivo.
Cómo se puede prevenir una reacción alérgica a los insectos
Como en otros campos de la medicina, en esta enfermedad es mejor también prevenir, y deben considerarse 2 aspectos diferentes desde el punto de vista del tratamiento preventivo. Por un lado las medidas encaminadas a evitar las picaduras, y por otro, el tratamiento orientado a impedir el desarrollo de la reacción en caso de sufrir una nueva picadura. Para reducir el riesgo de picadura deben observarse, especialmente durante los meses cálidos (en los que aumentan el número de picaduras), las siguientes medidas básicas de prevención:
- Actuar con precaución en excursiones campestres, al practicar camping o cualquier otra actividad al aire libre
- Calzar siempre zapatos en exteriores
- Emplear ropa que cubra la mayor parte del cuerpo. No utilizar ropas sueltas, por las que puedan penetrar insectos, o de colores vivos, brillantes o con flores. Vestir ropas de colores discretos
- Evitar perfumes, lociones, cosméticos, o cualquier producto de olor intenso.
- No manipular frutas o comidas (especialmente azucaradas) al aire libre
- Antes de entrar en un vehículo comprobar si hay insectos y mantener cerradas las ventanillas. Conviene llevar un spray insecticida. Si entra uno de estos insectos, debe detenerse, bajar del coche, pulverizar dentro con el spray insecticida, cerrarlo y asegurarse que el insecto ha muerto o huido antes de reanudar el viaje
- Tener especial cuidado si se viaja en bicicleta, moto o en coche descapotable, por zonas ajardinadas
- No hacer movimientos rápidos o bruscos ante los insectos. La mayoría no pican a no ser que sean provocados.
- Todos los nidos y colmenas de la vecindad deben ser eliminados por un desinsectador profesional
- No confiar en los productos repelentes de insectos.
Por otra parte, para evitar el desencadenamiento de reacción alérgica o de hipersensibilidad, ante una nueva picadura, el paciente alérgico deberá vacunarse con el veneno del himenóptero al que esté sensibilizado. La inmunoterapia específica está indicada en adultos que sufran reacción sistémica de cualquier tipo y en niños con reacciones moderadas o graves. Las personas alérgicas que padecen reacciones locales extensas (de más de una extensión cutánea de 10 centímetros) no son, en principio, candidatos para la vacunación, aunque puede plantearse en pacientes con alta morbilidad asociada y/o baja calidad de vida. La eficacia de la vacuna está claramente demostrada y se administra mediante inyecciones periódicas en el antebrazo durante 5 años, tras los cuales más del 90% de los pacientes toleran la picadura del insecto sin reacción alguna. El efecto terapéutico es duradero y además la vacuna tranquiliza al paciente (y a su entorno) mejorando su calidad de vida. El alergólogo deberá valorar, hablando con el paciente, si en un caso concreto está indicado o no vacunarse y durante cuánto tiempo. El tipo de reacción sufrida tras la picadura, la sensibilización, la edad, el riesgo de exposición, así como la alteración en la calidad de vida del paciente, son los factores más importantes que determinaran la necesidad de tratamiento con vacuna.
Problemas o riesgos que surgen al no tratar una reacción alérgica
Toda reacción alérgica, así como también las causadas por himenópteros, tienden a reproducirse, incluso de manera más grave, ante un nuevo contacto con el agente desencadenante o alérgeno. Los pacientes sensibilizados al veneno de avispas y abejas tienen un riesgo diferente de presentar reacción alérgica tras una nueva picadura, dependiendo de la reacción previa sufrida. Así, una reacción local extensa o una cutánea generalizada en niños tiene menor riesgo de sufrir una reacción sistémica en una próxima picadura; por el contrario, tanto los adultos como los niños que han sufrido reacciones sistémicas presentan un riesgo elevado de sufrir una nueva reacción alérgica generalizada. Estas reacciones alérgicas constituyen un serio problema médico ya que un porcentaje apreciable de la población está sensibilizada al veneno de estos insectos. Estos pacientes (4% de los adultos y 1% de los niños) pueden padecer una reacción alérgica sistémica y su conocimiento y correcto diagnóstico es muy importante ya que el tratamiento con vacunas es muy eficaz, lográndose la curación en casi la totalidad de los pacientes. Por tanto, los pacientes que no recibieran este tratamiento tendrían -si vuelven a sufrir una picadura- un riesgo incrementado de sufrir una nueva reacción alérgica generalizada que puede resultar potencialmente mortal.
Al final la recomendación es visitar a su ALERGOLOGO PEDIATRA o en su defecto visitar nuestro sitio web https://pediatrasenmerida.com/alergologo-pediatra/ para encontrar el especialista que mejor se adapte a sus necesidades.
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