Llegar a casa con el recién nacido genera muchas dudas a los padres. En el hospital no había mucho que hacer porque el bebé dormía casi a todas horas, y como mucho se le hacía un lavado rápido por aquello de que aún no se le ha caído el cordón, así que al ya solos con el bebé aparecen las primeras preguntas.
Las más habituales son las relacionadas con los cuidados: cuándo se les corta las uñas, si hay que cortarles el pelo, cuándo ponerles crema hidratante, cada cuánto bañarles, cómo hacerlo, etc. Con la intención de agrupar todos los consejos sobre eso nuestros especialistas pediatras le dan los mejores consejos para los cuidados del recién nacido.
1. La cura del cordón umbilical
El cordón umbilical, al dejar de recibir aporte sanguíneo se momifica y acaba cayendo pasados unos días. El cómo curarlo depende un poco del hospital en que el bebé nazca, pues hay quien recomienda utilizar alcohol de 70ºC, hay quien dice que solo agua y jabón y hay quien dice que no hace falta hacer nada.
Todas las soluciones son correctas, pues en una revisión de estudios realizada por la OMS en 2004, en que se incluyeron 22 estudios con 8.959 bebés, vieron que era indiferente cómo se curara el ombligo al comparar el uso de antiséptico con el cuidado del cordón en seco. Así que en el fondo da igual cómo curarlo (siempre que no se utilice povidona yodada). En caso de que huela mal o supure, es necesario llevarlo al pediatra.
2. La ropa en los primeros días
¿Abrigarlo? ¿No abrigarlo? Durante los primeros días es interesante tener al bebé relativamente abrigado, pues viene del útero materno donde estaba a una temperatura alta en comparación con el exterior. No pasarse, pero no ponerlo exactamente como vamos nosotros, o si va igual, tener claro que estamos en un ambiente donde no puede pasar frío. Una vez pasan los primeros días, se suele decir que hay que vestirles con una manga más que nosotros. Es una manera de explicar que tendrían que ir igual que los adultos, pero con una capita fina más, pues ellos no regulan la temperatura como nosotros y, además, no tienen la cantidad de grasa que nosotros sí tenemos y que en cierto modo nos protege (y no hablo de sobrepeso ni nada por el estilo, sino de que ellos tienen una piel muy finita y nosotros, aun delgados, no tanto).
Lo ideal en este sentido es tocarles la zona del cuello y la espalda. Así sabremos si están confortables o si tienen frío o calor.
3. El baño
Durante mucho tiempo los bebés se bañaban cada día tanto por higiene como por aquello de que se quede relajado antes de ir a dormir. La realidad es que no todos se relajan (muchos se lo pasan pipa y salen de la bañera más despiertos de lo que entraron) y bañarlos todos los días puede ser demasiado. Y es que el baño reseca la piel, elimina las bacterias naturales que tenemos y muchos bebés sufren después las consecuencias, en forma de eccemas e infecciones cutáneas. Vamos, que lo recomendable es bañar al bebé cada dos o tres días, y en los días que no lo bañas hacer algún cambio de pañal con agua y jabón.
¿Que cómo bañar al bebé? Con el agua a temperatura adecuada (unos 36 grados), en un lugar donde no haga frío y con todo preparado para después. Ahora viene el verano y no hay mucho problema, pero en época de frío es interesante secar bien al bebé, sobre todo en los pliegues, y luego secarlo y vestirlo rápido.
4. La crema después del baño
De igual modo que el baño se suele hacer cada día, o se hacía cada día, lo de poner crema después del baño parece también algo que deba hacerse sí o sí. La realidad es que los primeros días sí es interesante, porque en muchos casos los bebés se «pelan», pero pasados los primeros días un bebé no suele necesitar ni cremas ni aceites ni prevención de culito. Según la AAP (Asociación Americana de Pediatría) “un bebé no necesita que le pongan habitualmente cremas, aceites ni talcos”.
Esto no quiere decir que sea malo, sino sólo una cuestión práctica y económica. Si la piel del bebé está bien no hace falta poner nada. Si está un poco seca por algunas zonas, pues se le pone crema de bebé (crema mejor que aceite, que hidrata menos) en esas zonas, o si se quiere en todo el cuerpo hasta que no queden zonas secas.
Como consejo, si se aprovecha el momento de poner la crema para hacerle un poco de masaje al bebé, yo sí lo haría todos los días, pero no por la crema, sino por el masaje. Es un momento de cariño hacia él y esos momentos son muy importantes para ambos.
5. El cuidado de las uñas
En las uñas no hay que hacer nada especial más allá de cortarlas cuando haga falta. Muchos padres creen que no se pueden cortar hasta que los bebés tienen un mes, o una edad específica. Lo cierto es que no hay una edad mínima para cortar las uñas de un bebé. Es más bien una cuestión de lógica. Si el bebé tiene las uñas largas pues se cortan, tenga la edad que tenga.
Puede hacerse con una lima o puede hacerse con unas tijeras de punta redonda y es mejor hacerlo en algún momento que esté relativamente tranquilo. De todas maneras, tenemos que sujetar bien su mano, no sea que un movimiento nos lleve a cortar lo que no debemos.
6. Los ojos, las orejas y la nariz
Con los ojos, las orejas y la nariz no hay que hacer nada, pero en caso de que haga falta, vale la pena saber cómo hacerlo. Si hay legañas, que al principio puede ser habitual porque los conductos lagrimales no siempre funcionan bien y no limpian el ojo como debieran, se limpian con un poco de suero y con una gasa que limpie de dentro hacia afuera y luego tirándola (solo una pasada por gasa).
Si vemos cera, solo limpiar la parte de cera que veamos, la del exterior, y mejor no usar bastoncillos. Como os dijimos hace unos meses, la mejor manera de limpiar las orejas es con el codo. Es decir, no meter nada dentro.
En el caso de la nariz, si notamos que tiene moquitos y no respira bien, dado que ellos no sacan los mocos voluntariamente, se recomienda utilizar suero fisiológico. El modo menos agresivo de hacerlo es echarlo poco a poco, gota a gota, por los orificios nasales, de manera que el moco se vaya diluyendo y salga más fácilmente por la nariz o bien se lo trague.
7. Cómo limpiar la zona del pañal
Como ya os he comentado antes, lo ideal es hacer al menos un cambio al día con agua y jabón. Si pueden ser más, pues más, que siempre limpia mejor que las toallitas. La dirección que usemos para limpiar es importante, porque según cómo lo hagamos llevaremos los restos hacia el lugar donde quitamos la mano. Es importante, entonces, hacerlo desde los genitales hasta el ano. De arriba a abajo, para que las heces no vayan hacia los genitales, sino todo lo contrario.
8. Cuando el culito se escuece
Si después de limpiarlo no está irritado no hace falta poner nada. Si se irrita, les ponemos pasta al agua en los cambios de pañal hasta que la zona perianal esté otra vez rosadita y sanita. Una manera de hacer crema de bebés casera es utilizando una mezcla de maicena y aceite de oliva, que también funciona.
9. El lavado de la ropa del bebé
La piel de los bebés es bastante delicada y suele responder fácilmente a cualquier «agresión». Seguro que habréis notado que si les cogéis desnudos quedan marcados nuestros dedos durante un rato. Para evitar posibles reacciones, es recomendable lavar la ropa del bebé por separado, asegurarnos de que se aclara bien y a ser posible no utilizar suavizante, pues provoca muchas reacciones alérgicas en la piel (granitos, enrojecimiento, etc.). Conviene hacer lo mismo con sus sábanas y mantitas y con las nuestras si el niño acaba en nuestra cama o duerme alguna siesta en ella.
10. ¿Qué hacer con la costra láctea?
La costra láctea es la costra que les sale a los lactantes. Por eso se le llama así (nada que ver con que tome leche materna). Es un problema estético, una dermatitis seborreica que no produce ningún síntoma y que, como tal, solo se retira si se quiere (a menos que haya signos de infección). En caso de querer retirarla, lo que se suele recomendar es utilizar aceite de oliva, de almendras o de bebé, aplicándolo en la cabeza durante un rato. Ese masaje con aceite reblandece las costras y así, media hora después, saltan al bañarle y pasarle una esponja por la cabeza. Se hace despacio, con cariño, y sin esperar que caiga todo en un día (caen unas pocas cada vez que se hace).
11. Cortar o no cortar el pelo
El corte del pelo del bebé se hace también por una cuestión de estética. En los primeros meses suele caerse gran parte del pelo de bebé y muchos se quedan prácticamente calvos. Luego, hacia los seis meses, empieza a salir el pelo definitivo. Cortarlo no hará que el pelo salga más fuerte, así que solo se hace si los padres consideran que el bebé estará mejor con el pelo corto. Para ello deben utilizarse tijeras con la punta redonda (la cuchilla está totalmente desaconsejada y el cortapelo puede hacerle daño) y tener al bebé tranquilo para no hacerle daño.
esperando que esta información sea de su agrado estamos a sus ordenes con pediatras especialistas.
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