En la mayor parte de los pacientes que van a ser sometidos a alguna intervención quirúrgica una de las principales causas de angustia es el riesgo que representa la anestesia , y en muchas ocasiones esto genera un temor que es aún mayor que el que representa por sí misma la operación. Esta angustia es más grave cuando se trata de un niño, por lo que es necesario aclarar las dudas que puedan tener los padres y descartar toda la información equivocada que pueda existir, para que el evento anestésico-quirúrgico trastorne lo menos posible al núcleo familiar.

¿Es segura la anestesia para mi hijo?

Aun cuando la operación que se vaya a realizar sea muy pequeña, la administración de anestesia representa un riesgo que debe ser considerado y explicado detenidamente a los padres. La magnitud de este riesgo va a depender de factores médicos y del paciente, como: el tipo de operación que esté programada, su duración, la edad del niño, el estado de salud que tenga en el momento de la cirugía, y otros, de acuerdo con cada caso o enfermedad en particular.
Actualmente se cuenta con personal altamente capacitado para la atención de los pacientes que van a ser operados, como son los Anestesiólogos Pediatras; estos médicos realizan una especialización adicional para proporcionar atención y vigilancia a los niños que van a ser sometidos a algún procedimiento que requiera de anestesia .
Para proporcionar un mejor cuidado durante la anestesia , existen aparatos que nos pueden proporcionar minuto a minuto, datos sobre las funciones vitales de los niños, lo que nos permite dar una mejor atención a su hijo.
Se han identificado los problemas más comunes que pueden presentar los niños antes, durante o después de la anestesia , esto ha contribuido a que se resuelvan con mayor rapidez y eficacia, permitiendo que la anestesia sea un procedimiento seguro para su hijo.

¿No está mi niño muy pequeño para que le den anestesia ?

La posibilidad de accidentes anestésicos graves en niños es pequeña, incluso se ha considerado que es similar a la de los adultos. Sin embargo, sí se ha observado que los niños menores de un año y los lactantes tienen un riesgo mayor de presentar complicaciones respiratorias graves.
Este peligro aumenta en el caso de niños prematuros, a ellos debe proporcionárseles una vigilancia más cuidadosa durante y después de la anestesia .

¿Cómo van a decidir qué tipo de anestesia van a dar a mi hijo?

El tipo de anestesia que se elegirá para cada caso dependerá de la operación que se vaya a realizar; la edad del niño;, los resultados de los exámenes de laboratorio o algún otro estudio que se le haya solicitado; los antecedentes con respecto a anestesias aplicadas con anterioridad tanto a la familia como al niño; las enfermedades que el niño hubiese tenido o tenga, por ejemplo; asma, convulsiones, enfermedades del corazón, etcétera, y los medicamentos que esté tomando o hubiera tomado durante la última semana anterior a la operación. Toda esta información y alguna otra que pertenezca a su caso en particular, permitirá elegir el tipo de anestesia más conveniente para su niño.

¿Por qué debo dejar a mi hijo en ayuno varias horas antes de que lo operen?

Cuando se le da a los niños algún tipo de anestesia , los medicamentos que se emplean pueden producir la relajación, y esto condicionar que parte del contenido del estómago pase a los pulmones y produzca una infección. Por lo tanto el ayuno que se indica tiene como objetivo que el estómago esté vacío durante la cirugía.

¿Cuántas horas debe permanecer sin tomar alimento?

A los niños menores de tres meses se les puede dar leche hasta tres horas antes de la operación, y a los niños mayores de cuatro meses su última comida debe darse de seis a ocho horas antes de la cirugía.

¿Puedo darle algo para que «aguante» la anestesia y la operación?

Se ha observado que cuando los niños permanecen más de ocho horas sin tomar leche o algún otro alimento están llorosos, irritables, deshidratados y con poca azúcar en la sangre. Por lo anterior se recomienda darles tres horas antes de la cirugía «líquidos claros», estos pueden ser: agua simple o con azúcar, té, jugo de manzana o gelatina de agua; no deben darse jugos con pulpa. La cantidad de «líquido claro» que se administre al niño deberá ser indicada por el médico.

Si mi hijo tiene gripa, ¿pueden operarlo?

Se recomienda esperar de cuatro a seis semanas después de que desaparezca el catarro y la fiebre, ya que pueden presentarse complicaciones que pongan en riesgo al niño.

¿Qué complicaciones puede tener si lo operan con gripa, o antes de que pasen estas seis semanas?

Se ha observado que pueden presentarse complicaciones respiratorias 10 veces más de las que se presentan en niños sanos, estas complicaciones pueden darse en el momento de iniciar la anestesia , durante la operación o en las primeras horas de recuperación. La mayor parte de las complicaciones producen dificultad para hacer llegar aire a los pulmones o problemas para oxigenar la sangre.
En el caso de que el niño tenga que operarse por cirugía de urgencia o alguna otra causa, deben extremarse las precauciones para su manejo y debe vigilarse estrechamente durante las horas siguientes al postoperatorio, sobre todo si se le dio anestesia general.

¿Qué problemas puede tener mi hijo después de la anestesia ?

Durante la recuperación de la conciencia después de la anestesia general los niños pueden tener alucinaciones, desorientación o actividad física incontrolable, esto puede agravarse o ser más intenso cuando el paciente tiene dolor o disminución de alguno de sus sentidos, como por ejemplo en el caso de que se coloquen vendajes en los ojos o en los oídos. Este tipo de reacciones desaparecen en las primeras horas del postoperatorio. En ocasiones pueden presentarse alteraciones del sueño, pesadillas, terrores nocturnos e incluso pérdida del control de la orina durante la noche, en los días siguientes a la operación.
La presencia de náusea y/o vómito es la reacción más común que se presenta, éstas pueden estar relacionadas con factores anestésicos, quirúrgicos o predisposición particular del paciente, habitualmente desaparecen en las primeras 24 horas después de la operación.
Puede haber también problemas relacionados con la colocación de un tubo en la tráquea para la administración de anestesia general, que pueden ser desde: dolor, que en la mayor parte de los casos desaparece en las primeras 24 horas después de la cirugía, hasta dificultad para respirar por inflamación de la tráquea. Pueden presentarse otras complicaciones que son menos frecuentes, el tratamiento en cada caso será indicado por su médico.
Durante la evaluación que le realice el médico anestesiólogo a su niño, proporcione todos los datos que tenga disponibles y pregunte todo lo que usted o el niño deseen saber en relación a la anestesia , los niños mayorcitos pueden tener preguntas específicas: «¿cómo me harán dormir si no tengo sueño?», «¿me van a inyectar?», «¿qué pasa si me despierto durante la operación?»; el contestar adecuadamente a éstas u otras preguntas contribuirá a facilitar el manejo anestésico.

Recuerde que de la comunicación que establezca con el anestesiólogo pediatra dependerá la confianza que tenga con respecto al tratamiento de su hijo.